Durante 20 meses, el gobierno de Israel y sus fuerzas de ocupación han llevado adelante una campaña de genocidio en Gaza, intercalada con destrucción y apropiación de tierras en Cisjordania, Líbano y Siria. Ahora, Israel ha dado rienda suelta a su viejo deseo de atacar a Irán, una nación de 92 millones de personas.

Israel afirma que se trató de un ataque preventivo, un acto necesario de autodefensa para impedir que Irán desarrolle armas nucleares. Pero los informes de inteligencia del Departamento de Estado de EE. UU. contradicen rotundamente esa afirmación. Mientras Israel acusa a Irán de ser una amenaza nuclear, es Israel el único estado en Medio Oriente que posee armas nucleares —no declaradas, no inspeccionadas y, por lo tanto, aún más peligrosas.

Nosotros, grupos judíos de 20 países, creemos que el primer ministro israelí Netanyahu actuó para desviar la atención del genocidio en curso en Gaza, de los ataques diarios y la apropiación de tierras en Cisjordania, y para extender la dominación imperial de Israel sobre más territorios en Medio Oriente. Además, busca prolongar su propio mandato (y evitar la cárcel). Netanyahu lleva años intentando arrastrar a Estados Unidos directamente a una guerra contra Irán. En última instancia, su objetivo es derrocar al gobierno iraní, negando al pueblo iraní el derecho a decidir su propio destino.

Poco antes de atacar a Irán, el ejército israelí prácticamente cortó las últimas comunicaciones en Gaza e impuso un sitio total sobre Cisjordania. Hora tras hora, continúa perpetrando un genocidio en la oscuridad. El 20 de junio, Al Jazeera contabilizó más de 170 palestinos asesinados en Gaza solo esa semana, mientras intentaban conseguir alimentos a los que tienen derecho.

Es fácil condenar solo a Netanyahu, quien ya está siendo juzgado en su país y es buscado internacionalmente por crímenes de genocidio. El problema es mucho más amplio. Esta ola regional de crímenes de guerra es inherente a la lógica del sionismo. Desde 1947, el proyecto sionista ha expulsado y asesinado sistemáticamente a palestinos. Ha perseguido la expansión territorial y la dominación regional inspiradas en el imperialismo occidental, al tiempo que se presenta como una víctima como colectivo judío perseguido.

El rol de Israel sigue dependiendo del apoyo total —diplomático, militar y económico— de las potencias occidentales. Donald Trump, siempre dispuesto a atribuirse actos de destrucción, se refirió abiertamente al ataque de Israel como una acción que «nosotros» llevamos a cabo. La canciller alemana declaró que Israel está «haciendo el trabajo sucio por todos nosotros».

La red global de Judíes por Palestina (Global Jews for Palestine) rechaza las atrocidades de Israel y su relato racista. Este sufrimiento y caos que se extiende continuará hasta que todos los países hagan que termine. Los gobiernos deben dejar de armar y justificar los crímenes de Israel, y en su lugar imponer sanciones efectivas. Tal como ha señalado la corte más alta del mundo, llamamos a nuestros gobiernos a dejar de normalizar esta situación y comenzar a llevar este desastre a su único final realista: alto el fuego, rendición de cuentas y justicia que haga realidad el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación.

Nosotros, grupos judíos de todo el mundo, instamos a todos los gobiernos a abandonar el proyecto sionista, racista y temerario, y a comenzar con urgencia el trabajo por la justicia. Nos comprometemos a continuar y a intensificar nuestros esfuerzos para poner fin a la ocupación, al genocidio y a las aventuras militares que amenazan con arrastrarnos a todos.

Global Jews for Palestine

For 20 months, Israel’s government and occupation forces have pursued a campaign of genocide in Gaza, interspersed with destruction and land grabs in the West Bank, Lebanon and Syria. Now Israel has indulged its long-held desire to attack Iran, a nation of 92 million people.

Israel claims that this was a pre-emptive attack, a necessary act of self-defence to prevent Iran from developing nuclear weapons. US State Department intelligence findings flatly contradict that claim. While it calls Iran a nuclear threat, Israel is the only Middle Eastern state with nuclear weapons – undeclared, uninspected, and therefore all the more dangerous.

We, Jewish groups in 20 countries, believe that Israel’s Prime Minister Netanyahu acted to divert attention from Israel’s ongoing genocide in Gaza and its daily attacks and land seizures in the West Bank, and to extend Israel’s imperial domination over more of the Middle East. He further seeks to extend his own rule (and evade jail). Netanyahu has long wanted to lure the US directly into war against Iran. Ultimately, he seeks to bring down the Iranian government, in denial of the right of the Iranian people to chart their own way forward.

Shortly before it attacked Iran, the IDF virtually cut Gaza’s last communications and imposed a complete siege on the West Bank. Hourly, it pursues genocide in darkness. On June 20, Al Jazeera counted over 170 Palestinians killed in Gaza this week, while they were trying to obtain the food that they have a right to obtain.

It is too easy to condemn only Netanyahu, who is already on trial domestically and wanted internationally for crimes of genocide. The problem is wider. This regional war-crime spree is inherent in the logic of Zionism. Since 1947, the Zionist project has systematically expelled and murdered Palestinians. It has pursued territorial expansion and regional domination inspired by Western imperialism, while claiming victimhood as a persecuted Jewish collective.

Israel’s role remains dependent on the full support – diplomatic, military and economic – of Western powers. Donald Trump, ever ready to claim destruction as his own, openly refers to Israel’s attack as an action ‘we’ undertook. The German Chancellor says that Israel is ‘doing dirty work for all of us.’

Global Jews for Palestine rejects Israel’s atrocities and its racist narrative. This widening suffering and chaos will continue until all countries make it end. Governments must cease arming and justifying Israel’s crimes, and instead they must impose effective sanctions on Israel. As the world’s highest court has advised, we call on our governments to stop normalising and start bringing this disaster to its only credible end: ceasefire, accountability, and justice which realises the right of the Palestinian people to self-determination. 

We, Jews from around the world urge all governments to abandon the racist, reckless project of Zionism and start the urgent work of justice. We pledge to continue and intensify our efforts to end occupation, genocide and the wider military adventures which threaten to engulf us all.

Global Jews for Palestine